Vaya, vaya, a Toledo le ha 'salido' una playa: “La decisión está tomada, vamos a continuar con ella”

La ciudad de Toledo se despertó un día y tenía playa. O, más bien, varias playas. Una novedad que ha provocado el furor en la ciudad —con la Policía local teniendo que intervenir en la zona para gestionar el tráfico los fines de semana—, pero que es parte de su historia. Sobre todo, es parte de la historia del río Tajo.
Las playas en la orilla del río se han creado después de que este alcanzase caudales históricos tras las intensas lluvias aguas arriba que dejó la cadena de borrascas del mes de marzo. Con la bajada del caudal, que sigue bordeando el umbral de aviso rojo, los sedimentos que corrieron libres gracias a la fuerza del Tajo se depositaron en las orillas, cambiando el paisaje de los últimos años.
Las familias toledanas no han dudado en disfrutar de la nueva perspectiva, movidos por la nostalgia y también por el vapuleo incesante de las redes sociales. “¿Quién no quiere ir a la playa?”, se preguntaba el alcalde Carlos Velázquez este miércoles, en una visita que siguió a una reunión técnica a la que acudieron varios agentes expertos para decidir qué hacer con este repentino atractivo turístico que ha revolucionado los fines de semana toledanos.

Por un lado, son necesarias medidas preventivas para evitar problemas de salud pública, especialmente considerando el nivel de contaminación que arrastra el río Tajo desde hace muchos años. A pesar de que el baño está prohibido desde hace más de 50 años, el Ayuntamiento ha tenido que recordarlo por unas “imágenes que circularon por redes sociales”.
Ante la expectación generada, el Gobierno local ha decidido analizar el material sedimentario (la playa) que ha dejado la crecida y posterior bajada de caudal del río, para poder garantizar su “salubridad”. Los resultados se esperan para dentro de unas semanas. De esta forma, el alcalde Carlos Velázquez cree que se podrá comunicar rigurosamente a la población “lo que se puede y no se puede hacer, con perfecta claridad”.

Mientras tanto, y coincidiendo con la tregua de las lluvias y unos días soleados y calurosos en la capital de Castilla-La Mancha, ya se han dejado ver los primeros bikinis, las primeras palas de arena y la estampa junto al Tajo es la de decenas de personas -vecinos y turistas- haciéndose innumerables 'selfies' en la ribera de un río que se dirige hacia la vecina comunidad autónoma de Extremadura con un intenso color marrón.
“Cuando yo era joven, esta playa ya existía”, comentan los más mayores en la ciudad. Los vecinos que han vivido en Toledo durante décadas llegan al lugar y recuerdan aquellos momentos en los que no hacían falta análisis de la arena o de las aguas del río. Simplemente pasaban allí, en el mismo lugar, una tarde de relax a la orilla de un río. Y se bañaban.
Es un “regalo” del Tajo pero... “que nadie se coma la arena”, advierte el alcalde
“Lo que ha sucedido es un regalo del Tajo, efectivamente, que está en continuo cambio. Como el propio río cambia, las márgenes del río, también”, asegura el alcalde. Este mismo miércoles se ha atrevido a afirmar que “la decisión ya está tomada”: “Vamos a continuar con ella”. La playa se quedará.
“Es un regalo, una oportunidad maravillosa”, opina el edil, aunque para eso hay que contar con lo que diga la Confederación Hidrográfica del Tajo y también los informes de salud pública. De momento, no hay noticias en este sentido.
Que nadie se coma la arena, evidentemente
No solo se trata de los altos niveles de contaminación del río, sino también de cómo cuidar las riberas para que el inesperado paisaje se mantenga. “Nuestro patrimonio es el río y sus sendas, y sus márgenes y sus riberas”, defiende el alcalde.
Por el lugar ya han pasado centenares de personas. Desde hace unas pocas horas, un cartel advierte de que bañarse está prohibido. “Que nadie se coma la arena”, ha pedido hoy el alcalde. “Que nadie se bañe”, repetía. ¿Cómo lograrlo? No lo ha explicado, aunque sí ha comentado en un encuentro con los periodistas que cuando se conozcan los resultados del análisis, habrá un cartel explicativo en el lugar.
Toledo, o mejor dicho, su alcalde quiere playa y lo que el Tajo ha dejado a su paso por la ciudad se va a potenciar. Igual que se hace “con otras tantas playas fluviales” en Europa, dice el edil. Y no solo eso, la idea se uniría a otra que el equipo de Gobierno ya había lanzado semanas atrás: un embarcadero y lograr que una parte del curso del Tajo a su paso por Toledo sea navegable.

Velázquez echa mano también de la nostalgia, al recordar que en algunas zonas de la ribera del Tajo llegó a haber kioskos en Toledo, chiringuitos para los usuarios. “No descartamos ningún tipo de actividad cultural, lúdica o deportiva”, señalaba el alcalde, pero también resaltaba que los análisis deben ser periódicos, varias veces al año.
Ojalá llegue un día en el que esa normativa haya que derogarla, pero por lo pronto está ahí y hay que cumplir, y no solo con el agua, sino también con los análisis que se hagan con respecto a la arena
Eduardo Sánchez Butragueño es director general de la Real Fundación de Toledo, además del responsable del proyecto Toledo Olvidado, en el que ha rescatado de la historia cientos de fotografías históricas.
Una de las más conocidas es la que muestra a niños y adultos disfrutando de un baño en las aguas del Tajo, hace ya muchos años. “Nuestra visión de lo que ha sucedido estos días es positiva. El río nos ha vuelto a demostrar que sigue ahí, que nunca se marchó”, afirmaba.

Butragueño ha recordado que la prohibición de baño en el río está vigente desde el año 1972, y que “lógicamente” cuando han pasado más de 50 años es necesario recordarla. “Ojalá llegue un día en el que esa normativa haya que derogarla, pero por lo pronto está ahí y hay que cumplir, y no solo con el agua, sino también con los análisis que se hagan con respecto a la arena”, destacó. Por eso, ha pedido que no se retire la playa, y que se “aproveche como lo que es”: “Una parte del ciclo natural del río”.
Desde la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, su director Jesús Carrobles ha resaltado que la “historia de Toledo es inseparable a la del río”, que ha “vuelto a demostrar que tiene vida”. Carrobles recordó que es parte de “quizás” la “última generación que aprendimos a nadar en el río y que aprendimos a disfrutar en el río”.
Por eso, ha señalado que la nueva playa es, efectivamente, un “regalo” que devuelve a la ciudad un espacio que ya existía en los siglos XVI y XVII. “Los historiadores hablaban [entonces] de las arenas del Tajo. Estas son las arenas”, destacó Carrobles.
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